Paciente varón, 37 años, recluso en la Prisión Puerto II, que ingresó por padecer desde hacía dos semanas un síndrome febril acompañado de tos y hemoptisis, que le condicionaban deterioro del estado general. Era UDVP deshabituado desde hacía 8 años, sufría una infección por VIH conocida desde 1989, tuvo una tuberculosis pulmonar en 1991 con abandono del tratamiento y un herpes zóster un mes antes del ingreso.
Analítica: hematíes 4.180.000, Hb 11,7 (VCM 83,2, HCM 27,99), leucocitos 4930 (67% de neutrófilos), plaquetas 180.000, linfocitos totales 1843 (28%), linfocitos CD4+ 5% (78/mm3) y CD8+ 50,2% (925/mm3). Urea 32, creatinina 1,03, AST 30, ALT 19, GGT 13, FA 124, LDH 279, amilasa 212, ADA 13 U/I (normal 6,8-18,2 U/I), proteinas totales 7,7 (gammaglobulinas 33,7% de tipo policlonal) y beta-2-microglobulina 2,9 (normal 0,7-2,4 mg/L).
En la radiografía simple y TC de tórax se apreciaba una cavitación en LSD.
Baciloscopia seriada de esputo/Lowenstein, cultivo de esputo y hemocultivos seriados sin visualización/crecimiento de patógenos.
Se le propuso al paciente la realización de broncoscopia, a lo que se negó. Con tratamiento tuberculostático mejoró de la clínica y a los 6 días del mismo pidió el alta voluntaria.
A los 20 días reingresó por reaparición de la fiebre y hemoptisis franca. Se realizó la broncoscopia y en el lavado broncoalveolar no se observaron BAAR y el cultivo en medio Lowenstein fue negativo. Sí se obtuvo crecimiento de Streptococcus sanguis y Bacteroides spp. Con tratamiento dirigido frente a los patógenos indicados mejoró de la clínica, y nuevamente pidió el alta voluntaria a los 9 días por problemas personales.
Diez días después reingresó con hemoptisis importante. Se realizó PAAF, detectándose la presencia de Aspergillus fumigatus.