Nuestro sitio utiliza cookies.

El sitio web http://www.saei.org/ utiliza cookies propias y de terceros para recopilar información que ayuda a optimizar su visita a sus páginas web.

No se utilizarán las cookies para recoger información de carácter personal.

Usted puede permitir su uso o rechazarlo, también puede cambiar su configuración siempre que lo desee.

Encontrará más información en nuestra Política de Cookies.


Imagen Clínica nº 76


foto
foto

Diagnóstico: Pie de Charcot (neuro-osteoartropatía) en fase aguda activa
Autor:  Julián Palomino-Nicás y María Dolores Navarro Amuedo. Hospital Virgen del Rocio. Sevilla

En un paciente con diabetes y neuropatía periférica, la aparición de eritema, aumento local de temperatura y tumefacción subcutánea en el dorso del pie (figura 1), con escaso o ningún dolor, debe hacer pensar en el pie de Charcot en fase aguda activa, celulitis, osteomielitis o artritis gotosa.

La ausencia de úlceras cutáneas de vecindad (actuales o pasadas), la escasa alteración de las pruebas analíticas (leucocitos y PCR) y la desaparición del eritema y del aumento local de temperatura del pie (hiperemia reactiva) al poco tiempo de elevar el miembro afecto unos 45-60º sobre el plano horizontal (figura 2) apoyan el diagnóstico de pie de Charcot en fase aguda. En caso de existir úlceras cutáneas en el pie, sí hay que considerar los dignósticos de celulitis u osteomielitis y entonces procede indicar pruebas de imagen para investigar osteomielitis.

El médico clínico que maneja patología infecciosa debe conocer las manifestaciones clínicas del pie de Charcot en la fase aguda inicial para diferenciarlas de un proceso infeccioso e instaurar el tratamiento oportuno. Realizar un correcto diagnóstico en esta fase (estadio I de Eichenholtz) es de vital importancia por un doble motivo: 1) con la instauración del tratamiento correcto (inmovilización y férula de descarga) por el especialista oportuno se evitará la destrucción ósea progresiva que suele llevar a graves deformidades óseas y úlceras cutáneas y 2) se evitará el uso prolongado de antibióticos al que erróneamente se recurre en muchas ocasiones tras comprobar que los signos inflamatorios persisten.